Nosotros

 

Hola, Mi nombre es Ana,

Estoy muy feliz de compartir contigo, un cachito de nuestra historia de vida y cómo fue que nació esta linda idea. La realidad es que no me senté con lápiz y papel a pensar en una invención, como todos los inventos, nació de solucionar amorosamente una necesidad.

Adrian, mi segundo hijo, fue mi inspiración para la creación del Asistente de Posición Fetal. Cuando nació teníamos 1 mes de habernos mudado de país, de la Ciudad de México a Los Ángeles CA. Este cambio de país representó para todos un gran reto, especialmente para mi hija Julia de 6 años.

A unas cuantas semanas del nacimiento de Adrian, Julia entró a la Elementary School (Primaria). Llegó muy emocionada a su nueva escuela, sin embargo, hablaban un idioma que por supuesto no dominaba, a pesar de que su kinder era bilingüe, sabía colores, días de la semana, ya sabes… cosas muy básicas, así que, además de que acababa de pasar de ser hija única a “La hermana mayor”, estaba lidiando con un idioma distinto, un país diferente, cambió de grado, hacer nuevos amigos, ya que no conocíamos a nadie. Sabíamos que el reto que ella tenía estaba fuerte y teníamos clarísimo que la contención de nosotros papás era fundamental, aunque nosotros también nos volvíamos locos lidiando con nuestros cambios. Así que, a pesar de nuestro cansancio, múltiples preocupaciones y retos que cada uno tenía día a día, tratábamos de darle mucho tiempo de calidad a Julia. Te platico el contexto porque creo que me será más fácil describir cómo y porqué buscaba una solución a una necesidad que también quería cubrir.

Paralelo a esto, Adrian recién nacido, por supuesto requería mi atención plena y absoluta para su cuidado y nuestro proceso de adaptación, él al mundo y yo a él. Conforme pasaban los días, lo iba conociendo más, ningún hijo es igual al otro, era muy demandante, parecía que sabía cuando me alejaba de él, aunque tuviera los ojitos cerrados. Que maravilla, a pesar de ser tan pequeños reconocen tu aroma, tu voz, tus latidos, todo de ti. Conforme pasaban los días me daba cuenta que cuando por alguna razón estaba de lado, flexionaba de inmediato las piernas y los brazos con sus puñitos cerrados y así se quedaba muy tranquilito, su carita reflejaba paz, comodidad y fue así que comencé a identificarla como su posición favorita. Me daba mucha ternura porque pensaba, claro, esa es la posición que tuviste todo este tiempo dentro de mí.

Mientras tanto, ponía mucha atención en no perder comunicación y conexión con Julia. Hice de su desayuno, comida y cena momentos para sentarme con ella en la mesa mientras comía. Tratar de que esos 15 o 20 min fueran de atención para ella, servir su comida, platicar, abrazarla etc. Comenzó a pasar con más frecuencia que cuando llegaban estos momentos Adrian estuviera despierto, así que lo acostaba cerca de mí en la posición fetal que ingeniosamente lograba enrollando toallas y cobijas para darle soporte y apoyo para mantener esa posición por más tiempo y funcionaba perfecto, así que cada vez usaba más la técnica.

Y como los bebés conforme crecen duermen menos, cada que él estaba despierto y yo necesitaba hacer algo en donde no podía tenerlo en brazos, lo acomodaba y funcionaba perfectísimo, hasta que perdía la forma. La magia terminaba cuando las cobijas enrolladas perdían la firmeza, ya que comenzaba a llorar o a incomodarse. Fue entonces, que una noche mientras todos estaban dormidos comencé a buscar en línea algo que me ayudara a mantenerlo en la posición fetal, era tan normal para mi que le gustara esa posición, que di por hecho que ya existía algo para ayudar a lograr la posición fetal.

Mi sorpresa es que no encontré absolutamente nada, nada, nada. No lo podía creer, era tan útil para mí, era tan obvio que les gustara a los bebés estar así que pasé toda la noche investigando en diferentes plataformas, lo googleé con diferentes palabras y nada. Con mucha decepción y desconcierto me di por vencida en encontrar algo. Y me pregunté con asombro, será mi hijo el único al que le gusta esa posición? a lo que de inmediato conteste, por supuesto que NO… cómo es posible que no existe NADA!. En ese momento mi corazón comenzó a latir muy fuerte, no sé describir la sensación, era entre emoción, responsabilidad, miedo, como si hubiera descubierto algo donde no había marcha atrás, mi conciencia lo sabía, estaba en mis manos, no sé describirlo creo que eso fue un ahá moment. En este momento, recordando esa noche, se me eriza la piel con un nudo en la garganta, creo que no me había detenido a pensar en ese día, en ese momento.

Al día siguiente me dispuse muy emocionada a hacerlo yo misma, tenía la certeza de que un chorizo de almohada en forma de “C” o de “L” era todo lo que necesitaba y así comenzó todo. Le pedí a una conocida que tenía maquina de coser que por favor me cosiera los cortes que llevaba uno en “C” otro en “L” y una vez terminó me fui a mi casa a rellenarlos, muy emocionada los probé con Adrián y no pues ni al caso, el juez era exigente, Adrian lo desaprobó de inmediato no tenía nada de cómodo. Para no hacer este cuento largo, fue hasta el 15vo. intento que logré dar con el diseño del Asistente de Posición Fetal que hoy conocemos, terminé comprandome una máquina de coser y aprendí en youtube a usarla. No paré hasta que al probarlo con Adrian ví exactamente lo que quería, algo que abrazara al bebé delicadamente pero con la consistencia necesaria y no perdiera la forma. Era mágico cuando lo usaba, realmente le gustaba y a mi me encantaba verlo feliz en ese “algo” que existía en mi cabeza y por fin había tomado forma.

Sin embargo, faltaba la prueba de fuego, será que a otro bebé también le iba a gustar igual? Pronto supe que el primo del jefe de mi esposo acababa de tener un bebé, contacté a su esposa y fui a verla, se llama Stephanie, era su segundo bebé, Dylan. Llegue a una casa preciosa en una zona exclusiva con mi regalo, un Asistente de Posición Fetal. Le platique que era un invento que le hice a mi hijo y su hijo sería el segundo bebé que lo probaría, le explique como usarlo y que por favor me escribiera para platicarme que le parecía. Muy linda accedió a darme retroalimentación e intercambiamos teléfonos.

Yo estaba con toda la incertidumbre del mundo… esperando esa llamada o mensaje desde el minuto 1 que salí de su casa. Pasaron 2 días y no me escribía… así que me armé de valor y le escribí preguntando cómo estaba, por el bebé y por supuesto para saber que le había parecido la Almohada, su respuesta terminó de confirmar lo que suponía:

  • Ana, tienes que darla a conocer, nos encanta!

A partir de ese momento sentí la enorme responsabilidad de compartirlo. Así nació Baby Baybo Company con la intención de compartir lo que me funcionó.

En la fotografía Steph con sus 2 hijos y yo con los 2 míos; Julia y Adrián. Muy linda Steph accedió a hacer una sesión de fotos en su casa con Dylan para que diera a conocer el Asistente de Posición Fetal. Gracias Dylan por ser el primer modelo de BABY BAYBO. Los llevamos en el corazón.

Me despido recalcando que soy defensora de que nada te puede sustituir, el contacto piel a piel es fundamental para que huelan tu aroma, sientan tu piel y estén cerca por el mayor tiempo posible creando esa conexión hermosa. Sin embargo, todas pasamos por situaciones similares, cada día es un gran reto y dejar llorar a tu bebé porque tienes que hacer cosas que te impiden tenerlo en brazos, te hace sentir la peor mamá del mundo. El Asistente de Posición Fetal como su nombre lo dice, te asiste por períodos cortos de tiempo, el acogedor y cálido Asistente hará que tu bebé se sienta tranquilo y tú, mamá, sentirás que estás haciendo un gran trabajo.

Con cariño,

Ana
Fundadora